sábado, 15 de junio de 2013

C-3321 (Crevillent-Torrevieja). HISTORIA Y VESTIGIOS



Un reportaje de J. Pozuelo para EN LA CARRETERA




En este reportaje hablaremos de la antigua carretera comarcal C-3321; expondremos algo de la historia de la misma, mostraremos los vestigios que aún se conservan a lo largo de esta vía y que recuerdan esta antigua nomenclatura, y mostraremos además (en el artículo arriba citado) algunos tramos abandonados o en desuso que actualmente quedan de dicha carretera.


Un poco de historia

La carretera C-3321 era la antigua comarcal que unía las ciudades de Crevillent y Torrevieja (en realidad, la carretera empezaba unos kilómetros al sur de Crevillent, en la N-340). Discurría íntegramente por la provincia de Alicante, tenía unos 35 kilómetros de longitud, y pasaba (en este orden) por las poblaciones de Catral, Dolores, Almoradí, Formentera del Segura, Rojales y Benijófar, antes de llegar y adentrarse en el núcleo urbano de Torrevieja, donde tenía fin, habiendo pasado por el actual Parque Natural de las Lagunas de la Mata y Torrevieja, de gran valor ecológico.

El recorrido original de esta carretera puede verse en el siguiente mapa (salvo rectificaciones recientes puntuales):

Fuente: Google Maps. Ver en Google Maps

La carretera C-3321 propiamente dicha, es decir, con esa nomenclatura, nació en el año 1939 con la creación del llamado «Plan Peña» (llamado así por el ministro de obras públicas de la época, Alfonso Peña Boeuf), con la intención de reconstruir las infraestructuras viarias después de la Guerra Civil, y organizarlas según tres categorías: carreteras nacionales, comarcales y locales. En ese año solo se asignaron nomenclaturas a las nacionales y comarcales, y una de ellas era precisamente la que nos compete, la C-3321, oficialmente denominada «de Crevillente a Torrevieja por Dolores». Se tomó para conformarla un fragmento de la llamada «carretera de Novelda a Torrevieja», nombre que recibía la vía antes de 1939.

Esta vía fue de titularidad estatal hasta el año 1984, cuando se transfieren a la Generalitat Valenciana esta y la práctica totalidad de las carreteras comarcales y locales que discurrían por la Comunidad Valenciana. No obstante, conservaría la nomenclatura C-3321 hasta el año 1995, cuando ya se cambian todas las nomenclaturas de las carreteras valencianas con las conocidas claves CV-XX, CV-XXX y CV-XXXX.

Travesía de la C-3321 en Catral en los años 80-90.
(Fuente: www.begv.gva.es/arena/folletos/OP/1995/1995OP27.pdf)

Travesía de la C-3321 en Dolores en los años 80-90.
(Fuente: www.begv.gva.es/arena/folletos/OP/1995/1995OP27.pdf)

Travesía de la C-3321 en Benijófar en los años 80-90.
(Fuente: www.begv.gva.es/arena/folletos/OP/1995/1995OP27.pdf)

El trazado de la comarcal anteriormente descrito permaneció inalterable durante décadas, pero llegados los años 90 esta carretera ya estaba ciertamente obsoleta para el tipo y la cantidad de tráfico que por aquel entonces la frecuentaba.

El aumento del tráfico hasta los 10 000 vehículos diarios, junto al precario estado de esta vía y sus travesías existentes hasta el momento, que apenas llegaban a superar en algunas zonas los 5 o 6 metros de ancho, y jalonadas de puntos negros debido a la gran cantidad de intersecciones con la intrincada red local de carreteras, no tenían la capacidad requerida en ese momento de absorber adecuadamente todo el flujo de vehículos. Además, la comunicación de estas poblaciones y del resto de la comarca de la Vega Baja con el resto de comarcas de la provincia de Alicante era, en general, bastante deficiente al no poder conectar con eficacia con los grandes ejes de comunicación existentes en ese momento.

Todos estos factores motivaron en esta década la construcción de una nueva y adecuada variante que evitase las travesías por todas estas poblaciones, y así obtener un tráfico más fluido, acortando los tiempos de recorrido considerablemente y mejorando las comunicaciones con el resto de poblaciones y comarcas. Esta variante, construida entre Catral y Benijófar, y conocida como el «eje Crevillente-Torrevieja», pasaría a ser la carretera CV-90, siguiendo la antigua vía férrea entre Albatera y Torrevieja (en desuso en esos años). En esta obra se incluyó también la remodelación del tramo de la ya antigua C-3321 entre la N-340 y Catral, donde comenzaba esta nueva variante. Pasado Benijófar, la variante finaliza y retoma la antigua C-3321 hasta Torrevieja (por supuesto, también bajo la nomenclatura de CV-90).

Construcción de la CV-90 junto al Río Segura.
(Fuente: www.begv.gva.es/arena/folletos/OP/1995/1995OP27.pdf)

CV-90, kilómetro 23, a su paso cerca de Ciudad Quesada.
(Fuente: www.begv.gva.es/arena/folletos/OP/1995/1995OP27.pdf)

Las obras comenzaron en mayo de 1993, y se prolongaron durante dos años. Esta vía fue construida como parte de un proyecto de autopista que podría comunicar en un futuro las ciudades de Alicante y Cartagena; por ello, en su construcción se pensó en un posterior desdoblamiento de la misma y todas las estructuras existentes (como puentes) se construyeron con vanos suplementarios y así poder albergar la nueva calzada de la hipotética autopista.

Carretera CV-90 ya construida y abierta al tráfico. Se puede observar el doble vano del puente del fondo, preparado para el futuro desdoblamiento de la carretera.
(Fuente: www.begv.gva.es/arena/folletos/OP/1995/1995OP27.pdf)

Pero en este tiempo no solo se creó esta nueva variante para mejorar el tráfico y la seguridad. Además, en el tramo entre Benijófar y Torrevieja se acometieron las reformas de varias de las intersecciones existentes, la mayoría en forma de «T», para su conversión en rotondas y así poder canalizar mejor el creciente tráfico en la carretera. Se rectificaron las intersecciones con la carretera a Guardamar del Segura (A-302, actual CV-895), con la carretera a Los Montesinos (A-340, actual CV-945), y los accesos a la urbanización de San Luis.

Remodelación de la intersección entre la C-3321 y la carretera de Guardamar del Segura. Se puede ver la rectificación que ha sufrido esta segunda al enlazar en la nueva rotonda.
(Fuente: www.begv.gva.es/arena/folletos/OP/1995/1995OP19.pdf)

Remodelación de la intersección entre la C-3321 y la carretera de Los Montesinos. Al fondo se ve la intersección con la carretera de Guardamar.
(Fuente: www.begv.gva.es/arena/folletos/OP/1995/1995OP19.pdf)

Todo siguió así hasta la construcción de la ya mencionada autopista, de peaje, entre Alicante y Cartagena, inaugurada el 6 de julio de 2001, y denominada A-37 (actualmente AP-7). Esta comienza en el kilómetro 724 de la A-7, a un kilómetro aproximadamente del inicio de la CV-90, y se extiende a través del recorrido que tenía esta misma carretera, la cual se desdobló hasta las cercanías de Ciudad Quesada (Benijófar). A partir de este punto, la ya antigua carretera CV-90 se separaba del nuevo trazado de la autopista para continuar hasta Torrevieja, mientras que la autopista continuaba hasta Cartagena.

En este momento la carretera pierde esta nomenclatura CV-90, quedando dividida hasta la actualidad en tres tramos:

  • CV-904, o tramo entre la N-340 y Catral.
  • A-37 (AP-7), o tramo entre Catral y Ciudad Quesada (km 745 de la autopista).
  • CV-905, o tramo entre la salida 745 de la AP-7 y Torrevieja.

Salida 745 de la AP-7, donde comienza la actual CV-905 (la carretera desdoblada que nace en la rotonda). Se aprecia en la parte izquierda de la imagen un tramo ya abandonado de la antigua CV-90.
(Fuente: http://www.citma.gva.es/web/carreteras/act-comarcas-car/listado-obras-car/vega-car)

Pero no es esta la única obra acometida, pues también, y al mismo tiempo, se efectuó el desdoblamiento de la CV-90 entre Ciudad Quesada y Torrevieja (renombrada a CV-905, recordemos), aunque no para su conversión en autopista, sino adaptándose a las intersecciones ya existentes, y respetando el Parque Natural de las Lagunas de la Mata y Torrevieja.

Glorieta de la CV-905 en Ciudad Quesada, después de su desdoblamiento. Se observa el antiguo trazado recto de la C-3321, en la parte derecha de la imagen.
(Fuente: http://www.citma.gva.es/web/carreteras/act-comarcas-car/listado-obras-car/vega-car)

Estas obras se comenzaron en febrero del año 1999 y se extendieron durante los tres años siguientes.

CV-905 cerca de Ciudad Quesada, antes y después de las obras de desdoblamiento.
(Fuente: http://www.citma.gva.es/web/carreteras/act-comarcas-car/listado-obras-car/vega-car)

CV-905 a su paso por la urbanización de San Luis, antes y después de las obras de desdoblamiento.
(Fuente: http://www.citma.gva.es/web/carreteras/act-comarcas-car/listado-obras-car/vega-car)

CV-905 a su paso por la urbanización de El Chaparral, antes y después de las obras de desdoblamiento.
(Fuente: http://www.citma.gva.es/web/carreteras/act-comarcas-car/listado-obras-car/vega-car)

CV-905 cerca de un centro comercial correspondiente a una conocida cadena, antes y después de las obras de desdoblamiento.
(Fuente: http://www.citma.gva.es/web/carreteras/act-comarcas-car/listado-obras-car/vega-car)

CV-905 cruzando la variante de la N-332 en Torrevieja, antes y después de las obras de desdoblamiento.
(Fuente: http://www.citma.gva.es/web/carreteras/act-comarcas-car/listado-obras-car/vega-car)

Todas las obras efectuadas en la historia de la carretera, cambios de nomenclatura y demás cambios realizados en la comarcal C-3321 han dejado ciertos vestigios de esta antigua nomenclatura aún hoy presentes, aparte de numerosos tramos abandonados o en desuso, los cuales enumeraremos en los siguientes apartados.

FUENTES:

Generalitat Valenciana: Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente. Consultado en mayo y junio de 2013.



Los vestigios del pasado

ACTUALIZACIÓN 23/08/2022. El tramo de la antigua comarcal entre Dolores y Almoradí ha sido integrado en las carreteras CV-855 y CV-912 y, debido a ello, ha sufrido una remodelación que ha hecho desaparecer todos los vestigios que se conservaban allí. Se trata de todos los que listamos a continuación hasta los hitos kilométricos «Peña», no incluidos estos. Observando imágenes de Google Street View, podemos acotar el momento de la desaparición de estos vestigios entre junio de 2018 y julio de 2019. Sirva este artículo para preservar su recuerdo.

A continuación listaremos los anteriormente citados vestigios donde aún permanece la huella de la antigua denominación C-3321, que han sobrevivido al paso del tiempo y a las numerosas remodelaciones y cambios de nomenclatura de esta vía. Por desgracia, no es demasiado abundante la cantidad de ellos que han llegado a nuestros días. La gran mayoría de ellos están ubicados en el trazado de la antigua y original comarcal (que aún se conserva completamente entre Catral y Benijófar) en el tramo comprendido entre las localidades de Dolores y Almoradí.

El primer resto lo encontramos en una rotonda en la travesía de Dolores, en dirección a Catral:




Se trata de una señal de indicación a Dolores y Catral que aún conserva un cajetín en la parte superior con la nomenclatura C-3321. En su parte trasera se ve la fecha de fabricación: noviembre de 1991. Por esa fecha, la carretera ya pertenecía a la Generalitat Valenciana, aunque aún quedarían cuatro años para que perdiera la denominación de comarcal.


Saliendo de Dolores en dirección a Almoradí, este hito metálico del kilómetro 12 de la C-3321 nos recibe:




Este era el modelo de hito kilométrico metálico existente entre la época de los vetustos mojones de piedra del «Plan Peña» y el modelo de hito metálico que se puede ver actualmente en las carreteras.


El hito fue fabricado en septiembre de 1990.

Pero también se conserva el hito en el sentido contrario. En este caso, resultaba peligroso realizar fotografías del mismo por las condiciones del tráfico y del escaso espacio alrededor del mismo, además de estar completamente cubierto por vegetación. Estas están tomadas desde la orilla opuesta de la carretera:



No obstante, podemos ver el hito gracias a las imágenes históricas de Street View, cuando aún no había crecido la maleza:



Un poco más adelante, esta señal de noviembre del 90 nos indica, si vamos hacia Dolores, que estamos a algo más de un kilómetro de allí:





En una intersección ya próxima al cruce con la AP-7 encontramos sendas señales de indicación de una «glorieta partida», cuya fecha de fabricación resulta ilegible. Hacia Almoradí, esta. Nótese que dentro del cajetín verde, a la izquierda, figura el símbolo de la Generalitat Valenciana.




Y al otro lado de la intersección, su análoga. Por los motivos anteriormente citados, tampoco fue posible tomar una fotografía en condiciones de seguridad; volvemos a recurrir a Google Street View para mostrarla:



No es hasta Formentera del Segura cuando podemos encontrar algunos restos más de la vieja carretera. Poco antes de llegar a esta población nos encontramos con el siguiente vestigio: ¡el antiguo hito pétreo Peña del kilómetro 19! Una sorpresa muy agradable.




Pero no es el único (por suerte), pues a la salida de Formentera, se conserva aún el del kilómetro 20. Junto a él, una no desdeñable vetusta señal de fin de población, fechada en diciembre de 1988.




Y ya no es hasta llegar a Torrevieja, el fin de esta ruta, cuando encontramos los últimos restos. El primero, en una glorieta próxima a un supermercado de una conocida cadena. Es un cartel de indicación de glorieta al cual le faltan algunas de las lamas inferiores, y que está llena de enredaderas por su parte trasera.




El segundo, en la entrada al núcleo urbano por la calle Orihuela (entrada por la CV-905, anteriormente la comarcal): otra señal de indicación de glorieta donde la nomenclatura antigua aún sigue vigente.



En otra de las vías que parten de esa misma rotonda existe otra indicación con la antigua nomenclatura. También le faltan varias lamas inferiores.



Hasta 2009 también existió el siguiente cartel cerca de las últimas anteiores aquí expuestas; desgraciadamente, fue retirado en esa fecha.




Tramos abandonados



sábado, 18 de mayo de 2013

EL 666 DE LA N-IV. Aquel viaje iniciático de la niñez. (Junio de 1971)




La boda de unos parientes en Sevilla motivó el viaje más largo por carretera y en coches propios que habría de realizar nuestra familia probablemente en toda su historia. Pero no sólo el más largo en kilómetros, sino también el más corto en duración, pues se llevó a cabo en apenas tres o cuatro días, probablemente de viernes a lunes en el tórrido mes de junio de 1971, sin que las fechas exactas tengan la menor relevancia en esta crónica postrera realizada cuarenta y dos años después. La cuestión es que  este viaje, originalmente de Madrid a Sevilla, bien pudo no llegar a realizarse nunca, al menos por una parte de la expedición familiar, ante la gran distancia a recorrer, la precariedad de las carreteras españolas de la época y la incomodidad y escasez de prestaciones de los automóviles de los que se disponía. Y de hecho, seguramente por estos o por motivos parecidos, una facción familiar prefirió realizarlo en avión. Tan sólo cuatro años antes, en 1967, mi padre, uno de los dos conductores de esta expedición (el otro era mi tío Vicente), había descartado un viaje similar a Fregenal de la Sierra (Badajoz) para asistir a la boda de un compañero de trabajo, excusándose, textualmente, con estas palabras: por supuesto que no iremos, pues está lejísimos.

Ciertamente, en aquellos años de carreteras generales insufribles, casi setecientos kilómetros eran una enormidad, por eso sorprende que tanto mi tío como mi padre decidieran lanzarse a la nacional IV, de Madrid a Cádiz, a bordo de sus modestos Renault 8 que apenas si alcanzaban los 110 km/h. de velocidad punta y además llevando a la familia, que incluía esposas, niños pequeños y abuelos, en total diez personas repartidas entre los dos vehículos. Quien esto escribe formaba parte de los pasajeros y contaba con apenas siete años de edad, por lo que lo recuerdos que le quedan de aquel viaje, después de cuatro décadas, además, son vagos, imprecisos y fragmentarios, y a menudo sólo se han conservado de ellos imágenes o sensaciones inconexas entre sí y ya muy desvaídas. Existen fotografías del viaje, desde luego, y fueron las primeras que esta familia hizo en color, cuando la fotografía en color era todavía una modernísima novedad para los particulares y el revelado posterior de los carretes costaba tiempo y bastante dinero en comparación con la fotografía tradicional en blanco y negro, pero esas fotografías, lejos de ayudar a desarrollar los recuerdos, lo único que consiguen es instantaneizar momentos muy concretos pero desvinculados de la memoria, detener la realidad y dejarla suspendida en una imprecisión de tiempo y espacio que termina por resultar ajena a sus protagonistas más de cuarenta años después de ser tomadas.

Quien esto escribe, recuerda que el viaje se inició a primeras horas de una mañana soleada y calurosa, y que los dos Renault 8 partían juntos, y juntos harían las paradas en la ruta, que habrían de ser muchas y largas, y juntos llegarían a destino a Sevilla, a saber al cabo de cuántas interminables horas, pero que probablemente fueron al menos diez. El R-8 de mi padre era de color amarillo y había sido matriculado en diciembre de 1967 con placa M-631.198. El de mi tío Vicente era de color azul marino, matriculado en junio de 1969 con placa M-749.860. En muchas fotografías de la época aparecen juntos ambos automóviles, sobre todo en excursiones dominicales y veraniegas, pero probablemente la imágen más célebre de todas sea la que encabeza esta entrada, realizada en aquel viaje a Sevilla que estamos contando, en una parada en el alto de Despeñaperros, cuando este tramo de la antigua N-IV era particularmente pavoroso y temible para los conductores, pero también mítico una vez que conseguían coronar la cima sin contratiempos, de ahí la afición de los viajeros a retratarse con sus vehículos en tan singular y hermoso paraje, frontera natural entre Castilla-la Mancha (entonces Castilla la Nueva) y Andalucía.

Desde Madrid hasta aquí el viaje se resumía en una larga travesía por el desierto surcando una vieja carretera nacional de dos carriles atestada de camiones. En 1971 sólo existía un tramo de autovía desde la capital hasta las proximidades de Aranjuez, en donde la carretera, todavía de adoquines en este tramo, se adentraba en pleno casco urbano y monumental de la población ribereña del Tajo, formándose unos atascos y retenciones tales que bien podía tardarse media hora o más en atravesarla. Muy cerca de Aranjuez se encontraba la famosa y terrible Cuesta de la Reina, cuya pendiente hoy nos parece una nimiedad, pero que antaño ponía a prueba los motores de los vehículos y suponía de hecho un obstáculo importante de esta ruta.  Una vez superada la dificultad montañosa de Despeñaperros, volvían las interminables rectas de un carril por sentido hasta Sevilla, a cuyas puertas existían apenas unos pocos kilómetros de autovía, al igual que a la entrada de Cádiz, destino final de esta carretera a 701 kilómetros de su origen. Los croquis que adjuntamos a continuación pueden resultar un tanto engañosos, pues fueron publicados uno o dos años después, cuando la N-IV ya había recibido alguna mejora y se habían habilitado varios kilómetros más de autovía.


Después de la parada obligada en Despeñaperros creo recordar vagamente que nos detuvimos también en Andújar, y posteriormente, ya con toda seguridad, en Córdoba, en donde visitamos con largueza la Mezquita, sin ninguna prisa por volver a la carretera. En realidad la carretera era una pesadilla y hacía mucho calor durante todo el viaje, de modo que todas las pausas y demoras de la ruta eran bien recibidas por adultos y niños, aunque de este modo el viaje no terminase nunca. Debimos llegar a Sevilla con la sofocante tarde ya vencida y nos perdimos por sus calles buscando la indicación de la Estación de Cádiz, creo recordar (o bien otra estación determinada), en cuya referencia o proximidad se encontraba la pensión en donde habríamos de alojarnos, cabe suponer que reservada previamente. Tardamos mucho tiempo en encontrar el lugar que buscábamos, para desesperación y agobio de todo el pasaje. Omitiremos los detalles de la estancia en Sevilla y de la propia boda familiar que nos había llevado hasta allí, por alejarse de la temática concreta de la carretera que nos interesa, pero sí haremos la salvedad de destacar que en el aeropuerto hispalense, en donde se nos hizo de noche esperando a otros familiares que venían de Madrid en avión (y que lo hicieron con retraso, estábamos en la España de 1971), copiosos enjambres de mosquitos nos acribillaron a placer en las proximidades de las pistas e incluso en el interior de la cafetería, en donde se respiraba un ambiente denso, húmedo y malsano. No recuerdo otra ocasión en mi vida en la que estos insectos se hayan ensañado tanto conmigo.

Pero aún quedaban muchos kilómetros por delante en aquel viaje para mí iniciático, pues fue sin duda la primera vez que empecé a dedicarle atención a la carretera y a dejarme admirar por las cosas que podían encontrarse en ella. Aprovechando seguramente un día de ocio previo o posterior a la boda en Sevilla, los conductores y jefes de la expedición decidieron hacer turismo y poner rumbo a Cádiz con todo el pasaje a bordo de los R-8. Era también entonces un gran viaje de ida y vuelta en la misma jornada, dentro de la enormidad del viaje global de tres o cuatro días. Acostumbrados y asiduos al Mediterráneo, del que procedían nuestros orígenes familiares, la mayoría de nosotros íbamos a ver el Atlántico por primera vez. Tuvimos la suerte de que la rampa levadiza del puente León de Carranza sobre la Bahía de Cádiz se alzase precisamente en el momento en el que circulábamos por allí para dar paso a un buque de gran envergadura, lo que nos obligó a detenernos ante un semáforo en rojo y nos brindó la oportunidad de bajarnos de los coches para recrearnos con el admirable paisaje marítimo circundante. Para mí fue una experiencia memorable, y recuerdo que alguien hizo varias fotografías que yo tal vez nunca llegué a ver, y que a día de hoy parecen estar perdidas o en paraderos bastante desconocidos.  Más tarde, en una calle de Cádiz un peatón borracho que intentaba cruzar por lugar indebido y al que casi atropellamos, le pegó una patada a la puerta trasera izquierda de nuestro R-8, en donde iba yo sentado, y el golpe fue tremendo y el infeliz tuvo que hacerse daño forzosamente (creo que llegó a abollar la chapa), y yo tal vez me asusté, pero los adultos no le dieron demasiada importancia a este suceso y seguimos adelante sin detenernos. 


Por aquel entonces estaban muy de moda los portafotos magnéticos que se adherían al salpicadero de los coches y en donde los conductores llevaban fotografías de su familia a modo de recuerdo disuasorio de la velocidad y de otros riesgos al volante, en los que acaso podían incurrir en ausencia de la mirada inquisitiva o suplicatoria de prudencia de la esposa e hijos retratados. Este que adjuntamos, en concreto, era el que llevamos en el R-8 y otros coches posteriores durante bastantes años, y que todavía se conserva, aunque yo le despojé de los imanes hace mucho tiempo para darles una nueva utilidad.

Apenas seis meses después de nuestro periplo meridional, en enero de 1972, se inauguraría la autopista de peaje entre Sevilla y Cádiz, tal y como reflejó en su día el NO-DO (pinchar directamente en la referencia alfanumérica que aparece debajo de la miniatura del video):


Pero el momento álgido, mítico y mágico de aquel largo viaje por Andalucía tuvo lugar ese mismo día que estábamos relatando, bien a la ida de Sevilla a Cádiz o viceversa, no lo recuerdo, cuando alguien de la familia tuvo el empeño genial de fotografiar el hito kilométrico 666 de la N-IV, algo tan curioso como nunca visto para nosotros, poco acostumbrados a lejanías tan distantes de Madrid. Y así fue que detuvimos los dos R-8 en el arcén de la carretera junto al hito de piedra, que sólo muchos años después he descubierto que se encontraba en el término de Puerto Real, en donde se sigue ubicando ahora al menos la placa metálica con los tres seises correspondiente a la autovía A-4 en el mismo o aproximado punto, como podemos ver en esta captura de Google Maps:

 


En aquella tarde sobredorada y tibia de junio de 1971, mientras observábamos admirados el hito kilométrico 666 y sacábamos al menos una fotografía de recuerdo de tan singular elemento de la carretera, poco podía imaginar que más de cuarenta años después yo estaría escribiendo sobre él, y aún más, modelando una réplica en barro del original en miniatura, como acabo de hacer ahora. Lamentablemente aquella fotografía, que hemos estado buscando recientemente varios miembros de la familia en nuestras particulares almonedas de la nostalgia, no se ha dignado aparecer todavía, o bien es que ya no existe, o bien es que nunca existió porque nunca la hicimos y fue sólo producto de nuestra imaginación o de los sueños perdidos del pasado. ¿O es que acaso el diablo tuvo o ha tenido algo que ver en ello?  Nunca lo sabremos.

 

lunes, 6 de mayo de 2013

N-320. TRAMO ABANDONADO EN ENTREPEÑAS (Sacedón, Guadalajara)


Un reportaje de J. Pozuelo para EN LA CARRETERA

A raíz de la publicación en la página de Facebook del tramo antiguo de la N-320 a su paso por Horche, hace ya algún tiempo (18 de Abril), me ha parecido adecuado enseñar otro tramo también antiguo, y que seguramente perteneció igualmente a esta carretera. Sea como fuere, actualmente está abandonado. Se encuentra precisamente en Entrepeñas, y lo vi cuando estaba buscando con Google Street View información acerca del hito que deseaba como finalista del II Concurso de hitos kilométricos a escala.

Probablemente sea el antiguo tramo de dicha nacional cuando no existía el pantano aún. Casi todo el tramo es transitable con Street View, lo cual resulta estupendo y a la par increíble, pues, ¿cuándo y cómo se les ocurrió a los de Google hacer pasar el coche por allí? Porque es alucinante pensar que por aquel lugar hubo tráfico en su momento, y seguramente no sería poco. 

Y a continuación mostramos el recorrido de este antiguo tramo:



Se pueden observar algunas de las características propias de estas vías que parecen paradas en el tiempo: el tipo de firme usado, algo destartalado ya, por cierto; los pretiles al lado del precipicio... No se ha conservado apenas señalización antigua, lo cual es una lástima. Tampoco he conseguido localizar mojones de la época, aunque a lo mejor alguno se puede encontrar oculto detrás de la abundante vegetación que crece en las riberas de esta carretera. A continuación listamos algunos puntos de esta vía con su correspondiente enlace a Google Maps y Street Views. (Click en las imágenes).

Comienzo del tramo, en la CM-2009 (ctra. de Sayatón), hoy cegado:


Otra entrada a este tramo, un poco más adelante:


Puente sobre el río Tajo (aquí comienza el tramo en Google Street View):


En el mismo punto, esta señal que a juzgar por el tipo de letra que presenta podría pertenecer al plan Peña de 1939 (no quedan ya muchas). Ahora bien: ¿por qué los colores están invertidos? Quizás por el paso del tiempo. VER ENLACE.

Esta señal indica un pueblo actualmente abandonado. Para más información sobre el despoblado, visitar el blog Pueblos deshabitados.


 Una parte del tramo, ya bordeando la montaña:


 Otra parte del tramo, algo más adelante, con una señal antigua a juzgar por su deterioro:


 Recorte de la montaña:



Llegando a la presa de Entrepeñas:



Parte final del tramo, enlazando con la N-320 (¡cuidado!, que este tramo hoy es de único sentido, y no precisamente el que se muestra aquí):  


Y hasta aquí nuestro agradable recorrido virtual por este tramo abandonado.

martes, 23 de abril de 2013

HITOS KILOMÉTRICOS TORREVEJENSES. Torrevieja (Alicante)



Un reportaje de J. Pozuelo para EN LA CARRETERA.

He pensado que podría ser interesante crear una Edición especial hitos kilométricos torrevejenses para mostrar los hitos que alberga la ciudad que me ha visto veranear la mayor parte de mi vida. Hay que decir que todos ellos están en un estado de conservación muy aceptable, y en algunos casos podríamos calificarlo hasta de excelente. Las imágenes que se vinculan aquí están extraídas de Google Maps y de Google Street View. Los he dividido en tres grupos: N-332, CV-898, CV-897.

Podemos comenzar por los de la antigua N-332, cuando pasaba por Torrevieja. Aún se conservan varios de ellos, al menos en Street View, no sé si seguirán existiendo, aunque espero que sí. Si entramos por la parte sur de la travesía (Avenida de Desiderio Rodríguez), nos encontramos en primer lugar con esta señal que seguramente habrá vivido tiempos mejores:



Probablemente ya no exista, puesto que han convertido la intersección de más adelante en una rotonda, aunque a saber... Seguimos por la avenida, y a pocos metros encontramos el primer mojón.



Entre la avenida de Desiderio Rodríguez y la avenida del Dr. Gregorio Marañón encontramos este hito del km. 56:

   


Debemos atravesar la ciudad completamente para visualizar el siguiente hito, en la avenida de las Cortes Valencianas, al lado de un supermercado de una conocida empresa.



Aunque a priori pueda tener buen aspecto, la verdad es que por la otra cara se encuentra bastante vandalizado, por desgracia. Algo más adelante podíamos encontrar este hito del km.61, hoy desaparecido (la última vez que pasé, el último verano, sólo quedaba el palo):

 


El último hito lo encontramos al final de la travesía, en el enlace con la actual N-332 (km.62), en el ramal hacia Alicante:



Si se avanza un poco más, se podrá ver a la izquierda de la imágen la antigua plataforma, seccionada por la actual carretera. He de añadir que en la misma avenida de las Cortes Valencianas llegué a ver hace mucho tiempo un hito miriamétrico del km. 60 de la época del MOPU, aunque ya se retiró hace bastante. Una lástima no haberle sacado una fotografía en su momento. En fin...

La siguiente carretera a visitar es la CV-898 (antigua A-P-3021, ver catálogo en PDF, sección de la provincia de Alicante, extraído de la página web de Miliar), que discurre entre el km. 62 de la N-332, aproximadamente, y el cruce entre la avenida de las Habaneras y la avenida de la Purísima, al lado de la playa de los Locos. Hay que resaltar que en esta carretera nos espera una gran y agradable sorpresa: no sólo se conservan los mojones completamente pintados y restaurados, sino que además cumplen con su función original: marcar los kilómetros a lo largo de la carretera. Asombroso, ¿verdad? Evidentemente, con la nomenclatura actual de la carretera, pero aún así... Aquí están estos grandes supervivientes:





¡Ups! En la última imágen no sale ningún mojón... Pero hay una explicación. Esto es debido a que en en la explanada de la derecha de la imágen se está levantando una urbanización, y para construir la acera han creído oportuno retirar el mojón. Aquí se le puede ver, apartado, esperando pacientemente volver a ocupar de nuevo su sitio:



En la imágen de satélite de la zona, si uno se fija bien, se puede ver un pequeño objeto al margen de la carretera (se ve su sombra proyectada en el suelo). ¿Será el mojón recolocado? Me gustaría pensar que sí.

Y por último, recorremos otra carretera algo más corta: la CV-897 (antigua A-P-3022), que discurría entre el Cabo Cervera (CV-898, km.2 aproximadamente) y la pedanía de La Mata (Avda. de los Europeos), paralela a la playa de La Mata. Actualmente, casi la mitad de ella no existe: se destruyó hace una década más o menos para construir el actual paseo marítimo, en el parque Molino del Agua. Sólo se conserva el tramo entre la CV-898 y el comienzo de la playa. No obstante, quizá siga catalogada como tal, y además, nos queda un mojón, donde la parte de la nomenclatura se ha borrado.

   

Es posible que existiese un km.2 en la parte ya destruida, no lo descarto. Y por último (ya no son hitos pero creo que es igualmente curioso) me gustaría también enseñar algo más. Antiguamente la carretera que lleva a Torrevieja era la comarcal C-3321, que comenzaba en la N-340, cerca de Crevillente; posteriormente se catalogó como CV-90 (naranja), y actualmente la nomenclatura no existe (aunque algún cartel la conserve), y se divide en tres: CV-904 entre N-340 y Catral; AP-7 entre Catral y la salida 745 de la AP-7 (cerca de Ciudad Quesada) y CV-905, entre Ciudad Quesada y Torrevieja. Pues bien, en la señalización torrevejense aún se conserva esta nomenclatura en tres carteles:

La primera, en la salida hacia la CV-905 (calle Orihuela):

   

La segunda unos metros más adelante (aunque las imágenes de satélite indican que ya no existe):



Y la última, a algo más de un kilómetro, en una calle aledaña, al lado de un supermercado de una famosa cadena comercial, llena de enredaderas por la parte de atrás:



A lo mejor por eso esta última ha llegado hasta nuestros días.